6/21/2007

 

Pardales

El monotrema volvía a casa un día de lluvia

Caminaba despacio, casi por el bordillo, con resaca. Acababa de dejar de llover y el Zagloso había decidido algo importante. Al pasar junto a un coche verde oyó un ruidito. Miró. Entre los dos ejes del coche había un charco negro y en él, un pardal. El monotrema se paró. Parecía recién salido del nido; estaba empapado y tenía algo de frío. El Zagloso se puso en cuclillas y alargó una mano muy despacio hacia el pardal. Cuando estaba a punto de tocarlo con la yema de los dedos se escabulló hacia el otro lado del coche.

Al rato, cuando casi llegaba a casa, comenzó a llover a mares. Aún así seguía caminando despacio. La guarida del monotrema tiene un amplio portal revestido por una especie de mármol blanco. El Zagloso descubrió refugiado allí a otro pardal. El pájaro se había empapado por la lluvia y estaba junto a la puerta secando sus plumas. Miró al Zagloso. El Zagloso miró al gorrión y esperó bajo la lluvia. El pájaro salió del portal y el monotrema entró, cogió la llave y abrió la puerta.

Cuando empezó a subir las escaleras miró hacia atrás. El pardal había vuelto a refugiarse en el portal.

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Comments:
un texto muy julio llamazares, zag!;D

por cierto, que no puedo quitarme la canción de los suaves (el pardal) de la cabeza después de leer tu posht!
 
Quería escribir algo gracioso de este post, pero solo se me ocurre decirte que me parece bonito.
Momentos de un día con los que nos quedamos. Mola.
 
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