10/09/2006

 

Era un puoso en una ferretería

El Zagloso confiesa una debilidad pocas veces admitida

La última vez que lo hizo, una bella e inteligente mujer miró al monotrema con ojos pillos y le preguntó: "¿Pero sigues siendo hetero?" Sorprendido el Zagloso contestó: "Pues sí ¿qué pasa? me gusta Terence Trent D´Arby". Ahora se llama Sananda Maitreya (Terence, no la tía) y sí, es cierto que contradice casi todos mis otros gustos musicales, pero qué quieren, el tipo es un genio. En serio. Se lo cuento:

Pues esto era un Zagloso de trece o catorce años que bajó a la ferretería de al lado de casa a comprar un enchufe. En esa tienda tenían de todo: navajas, tuercas, jaulas para canarios, enchufes, mangueras, guantes, cacerolas... cintas de casette a veinte duros. En aquellos días el Zagloso recibía como propina una moneda de quinientas pesetas y debía ser un lunes, porque la llevaba completa. Eso era una ganga que el melómano monotrema no podía rechazar. Entonces el Zagloso escuchaba sobre todo a los Rolling Stones, Led Zeppelin y Suede (tenía un flequillo como el de Brett Anderson cuando cantaba lo de So Young).

Esa mañana adquirió el Zagloso cinco cintas, todas las que pudo. Recuerdo un directo brutal de los Zeppelin, con una versión frenética de The Inmigrant Song; un disco chungo de Cindy Lauper, una recopilación de Ray Charles; un disco de versiones de pop de Papúa que cedí a mi hermano y un disco brutal: el Neither Fish, nor Flesh de Terence Trent D´Arby. Me fijé en él porque tres o cuatro años antes, un tío mío me había cambiado una cinta original de Mecano por una en la que había grabado ochentadas como Yazoo, Black, Rick Asley y un par de canciones del primer disco de Terence.

Aquel disco me dejó flipado. Era una mezcla extrañísima de todo lo que uno se podía imaginar, con un ritmo tremendo y la sensación de que había que escucharlo de nuevo para terminarlo de comprender. Así una y otra y otra vez. Luego me enteré de que ése había sido el segundo disco de Terence, con el que consiguió perder todo el crédito que logró con el primero, del que llegó a vender un millón de copias en tres días y que le convirtió en la alternativa a Prince y a Michael Jackson. Su segundo trabajo fue un delirio que todo el mundo tomó como la muestra de la locura de un neoyorkino joven, guapo y asquerosamente rico y famoso. Terminó en el cajón de a 20 duros en una ferretería de barrio. Ahora es un disco de culto. Desde entonces me gusta Terence o como quieran que se llame.


Ésta es una versión en directo de Billy Don´t Fall, uno de los temazos de aquel disco.

Comments:
Ay, Terence... Como me gustaba a mí ese muchacho de ojos verdes!!!

Me has hecho recordar que me lo tengo que bajar.
 
Es que cantaba muy bien y decoraba estupendamente las habitaciones. Mi hermana Oña tenía un cacho de poster en la suya que quitaba el hipo.
 
Bueno estaba, ahora, de sus canciones no me acuerdo de ninguna...
tareas pendientes: revisar las cintas de radiocassete que creo que alguna de este joven hay.
 
¡qué grande! y qué lástima. ahora es cuando me doy cuenta del daño que está haciendo OT. sin embargo tengo que felicitar a zagloso por seguir siendo "hetero" y regalarnos este pequeño trocito del pasado.

por cierto, vaya ferreterías que hay en Papúa, venden de todo. ;)
 
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