7/24/2006

 

El bopper loco

En una semana se cumplen cuarenta años de la muerte de Bud Powell

El Zagloso iba esta mañana escuchando el concierto del Massey Hall de 1953 que juntó a Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Bud Powell, Charles Mingus y Max Roach. Por cortesía de mi mp3 caí en Night in Tunicia. El solo del piano de Powell después de los de Bird y Dizzy es asombroso.

Esa noche de mayo, Rocky Marciano y Jersey Joe Walcott peleaban en el combate del siglo. Por eso, el aforo del teatro de Toronto estaba casi vacío (apenas 700 de las 2.500 personas que cabían). Charlie Parker se había olvidado el saxo en casa, por lo que tuvo que tocar con uno de plástico que le prestaron. Estaba peleado con Gillespie y ni se hablaban. Dizzy, por su parte, estaba más preocupado por el combate que por el concierto; tocaba pendiente de la radio. Afortunadamente, Jersey Joe sólo aguantó un asalto. Bud Powell estaba borracho; había salido del psiquátrico para el concierto y lo había celebrando: apenas se sostenía ante las teclas. Al menos Mingus y Roach (bajo y batería) estaban en condiciones.


Pese a todo el concierto es vibrante, los cinco músicos, tocan como mejor saben hacerlo. Todo encaja de manera especial. Aquel día, además de los mayores mitos de bop, con permiso de Thelonious Monk, coinciden en el escenario dos de los músicos más destructivos de la historia del jazz: Bird y Powell. La leyenda de Parker tapa la caída más lenta pero igual de dura del pianista.

En 1945 Powell era uno de los pianistas más prometedores, aunque sólo tenía 21 años estaba ya en el núcleo duro de los boppers. Una noche, en Filadelfia, fue golpeado por un policía en la cabeza. Al parecer, estaba protegiendo a Thelonuious. Estuvo un año en el hospital y sufrió lesiones permanentes. Desde aquel momento todo comenzó a ir mal: adiccion a las drogas, alcohol, visitas a distintos psiquátricos: electroshoks, pastillas... Terminó sus días en Nueva York, carcomido por la tuberculosis. Sobrevivió once años a Parker. Aunque su progresivo deterioro mermó su capacidad, algunas noches, como ese 15 de mayo de 1953 sus manos hacían volar teclas.

La foto es del concierto del Massey Hall: Powell, Mingus, Roach, Gillespie y Parker

Comments:
Ayer no pude comentar porque estaba blogger fino, pero quería preguntar (retóricamente) por qué la mayoría de los genios del jazz tienen problemas mentales más que interesantes. Tengo la idea (que puede ser completamente estúpida) de que el jazz es una música inteligente -acaso el pensamiento en árbol dentro de la música popular (y dale con el árbol, jajaj)-. El caso es que por deducción, quién la toca, debe de ser inteligente aunque sea de un modo intuitivo. ¿Por qué suelen estar tan atormentados? El retrato de Johnny en "El perseguidor" es casi una historia de vida de antropología social...
 
"El Perseguidor" además de un cuento-novela angustioso y perfecto, es Charlie Parker pasado por el ojo de Cortázar, un absoluto loco por el jazz. Yo creo que de ahí y a través de relatos como la propia autobiografía de Chet Baker, o la película francesa sobre Powell (ahora no recuerdo cuál de los plastas de la nueva ola es el director) viene un poco el mito del jazzman atormentado.

Además de tipos como Baker, Parker, Beiderbeke o Powell, hay otros como Ellington, Gillespie, Thelonious... con una cabeza estabilísima. Algunos como Miles o Coltrane son perfectamente razonables cuando superaron su adicción a las drogas. De hecho, Coltrane dejó la heroína porque Miles Davis lo había despedido de su quinteto.

Muchos de esos problemas están ligados a las drogas y también hay que tener en cuenta que la mayoría de mitos de jazz son negros americanos y, por lo tanto, en su mayor parte, provienen de guetos y en muchos casos de familias desestructuradas.
 
¡¡Jopeta!! Como dice nuestra amiga contable: he crecido un poco.
 
Jodel, Zagloso. Y luego te quejarás de que la gente no te comenta.
¡Pedantuno!
 
Anómalo, cuando tiene razón se le dá, qué leches, cómo acertó el día que dijo: "Zagloso, no soy digno. No estoy a su nivel". Creo que ese día fue hoy...
 
Apabullante memoria histórica, debo decir.
 
Esto... sin comentarios. Sólo puedo decir que he aprendido mucho y que memorizaré la entrada de Zagloso para quedar como una reina en las cenas de los sábados.
 
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