6/29/2006

 

Judas en la guardería

El Zagloso conoció la traición de cachorro

Cuando uno es un tierno cachorrillo piensa que todo el mundo es bueno y fiel, sobre todo con uno mismo. El Zagloso descubrió que esto no es así pronto. En la guardería donde me depositaban había un patio grande. En los recreos había dos opciones igual de buenas: pelearse o jugar al fútbol.

Un día, las niñas decidieron retarnos. Intuyo que no comprendían muy bien a qué se debía nuestro empecinamiento en pelarnos las rodillas contra el duro cemento mientras perseguíamos un balón de goma (no teníamos de reglamento). Con cuatro años cualquier reto es un cosa muy seria y más si viene de unas niñitas. Nos empleamos a fondo y en cinco minutos estaba claro quién mandaba en ese patio. Había que humillarlas.

En aquellos días el Zagloso era una promesa del balompié preescolar, uno de los mejores de todo el patio. Había otros dos que jugaban bien: uno de portero y otro de jugador, eran mis amigos. Mientras todos estábamos en plena batalla contra las niñas, uno de ellos -creo recordar que el portero- decidió que era demasiado. Las criajas esas estaban al borde del llanto, así que con magnanimidad decidimos que uno de los maletas se pasara a jugar con las niñas para equilibrar. El tema no cambió mucho así que poco a poco, fueron pasando jugadores del equipo de los niños al de las niñas.

Todo quedó igualdado cuando los tres que jugábamos bien nos enfrentábamos a una masa de veinte críos y crías de cuatro años. Resistíamos como sólo un zagloso sabe hacerlo: hasta la última púa. Aún no se cómo, pero uno de mi equipo decidio pasarse a las niñas, pero sí que recuerdo mi gesto estupefacto cuando mi último compinche partió. El Zagloso estaba sólo contra todos y todas. Los cabrones de mis amigos me habían dejado por las niñas.

Comments:
Zagloso, querido, descubriste la verdad de la vida con solo cuatro añitos. Que con una lagrimita, una mujer puede conseguir lo que quiera. Y que un amigo será siempre tu amigo hasta que una mujer se interponga entre vosotros.
 
ay que ver... menudos... perlita... a mi las lágrimas nunca me han funcionado y eso que eran de verdad... tenías que haberles partido las espinillas
 
A mí tampoco me han servido, pero hay que reconocer que cuando lloras delante de un hombre, consigues que se sienta mal. Y sólo por verle la cra de culpabilidad, merece la pena que se te corra el rimmel.
 
Es que el llanto no es lo realmente efectivo. Ellas no lloraron, sólo miraron con ojitos de: estoy desvalida, si me proteges te recompensaré. Eso es lo irresistible.
 
Ahí le has dao, zagloso... Os pone la fragilidad...
 
Ostias, Gato!!!! cuando tiempo sin verte!!!
Esta claro que la carita de desvalida funciona. Pero las lágrimas yo las uso para vengarme: me has hecho daño, me has hecho llorar y ahora te vas a tragar el espectáculo.
Es un acto de venganza, más que nada.
 
Es un acto de glamour¡¡¡ es la revolución silenciosa del sexo oprimido¡¡¡ No me hagais mucho caso, tengo sobredosis de ensaladilla rusa
 
Lo de llorar para vengarse lo veo un poco rebuscado. Os recomiendo la opción rodillazo en los huevos: humilla e incomoda mucho más. Por experiencia sé que la primera vez que haces llorar es incómodo, después se vuelve simplemente engorroso y termina siendo un trámite.
 
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