6/25/2006
Aguantar la chapa
El Zagloso redefine el amor
El amor es algo diferente para los humanos que para los zaglosos. Afortunadamente los monotremas vemos menos películas, por eso al Zagloso le ha costado comprender el amor entre humanos.
Pertinentemente camuflado, el Zagloso se subió al metro el sábado. Para que se ubiquen mejor: Atocha, línea azul (en efecto, este monotrema se desplazó a las antípodas el fin de semana). Iba tan tranquilo a tomar unas cañas cuando me llamó la atención la conversación de una pareja sentada justo en frente. Un tipo de alrededor de veinticinco años, pantalones pirata, zapatillas y una camiseta de Brasil explicaba algo de los pergaminos de Samarkanda. Me dejé llevar por el exotismo y conecté la antena parabólica. Al rato emergió la realidad: el nota le estaba contando a su pareja una partida de rol.
El joven argumentaba con la misma seriedad con la que se negoció el Tratado de Versalles la diferencia entre ser personaje y ser jugador. "Tú si que eres personaje", pensé yo. Con vehemencia explicitaba su superioridad sobre un compañero de partida y reafirmaba su clase magistral. El discurso se prolongaba parada tras parada sin merma en el entusiasmo y en la importancia dada al tema por ese orador tan friki.
Ante tan inhumana verborrea, el Zagloso comenzó a desear callarle la boca a puazos a semajante mastuerzo, sin embargo un pensamiento se interpuso: "Esta pobre chica ahorita mismo le deja, es insoportable la chapa que la está metiendo, ella se está dando cuenta que su novio es un capullo que vive en una partida de rol y lo va a plantar". El infecto individuo se lo merecía; sin embargo, ella le agarró de la mano le miró con ojitos de cordera y le invitó a continuar la explicación sobre la dicotomía jugador-personaje en las partidas de rol con los pergaminos de Samarkanda.
Entonces el Zagloso comprendió que el amor también es aguntar la chapa con placer e interés sumo.
El amor es algo diferente para los humanos que para los zaglosos. Afortunadamente los monotremas vemos menos películas, por eso al Zagloso le ha costado comprender el amor entre humanos.
Pertinentemente camuflado, el Zagloso se subió al metro el sábado. Para que se ubiquen mejor: Atocha, línea azul (en efecto, este monotrema se desplazó a las antípodas el fin de semana). Iba tan tranquilo a tomar unas cañas cuando me llamó la atención la conversación de una pareja sentada justo en frente. Un tipo de alrededor de veinticinco años, pantalones pirata, zapatillas y una camiseta de Brasil explicaba algo de los pergaminos de Samarkanda. Me dejé llevar por el exotismo y conecté la antena parabólica. Al rato emergió la realidad: el nota le estaba contando a su pareja una partida de rol.
El joven argumentaba con la misma seriedad con la que se negoció el Tratado de Versalles la diferencia entre ser personaje y ser jugador. "Tú si que eres personaje", pensé yo. Con vehemencia explicitaba su superioridad sobre un compañero de partida y reafirmaba su clase magistral. El discurso se prolongaba parada tras parada sin merma en el entusiasmo y en la importancia dada al tema por ese orador tan friki.
Ante tan inhumana verborrea, el Zagloso comenzó a desear callarle la boca a puazos a semajante mastuerzo, sin embargo un pensamiento se interpuso: "Esta pobre chica ahorita mismo le deja, es insoportable la chapa que la está metiendo, ella se está dando cuenta que su novio es un capullo que vive en una partida de rol y lo va a plantar". El infecto individuo se lo merecía; sin embargo, ella le agarró de la mano le miró con ojitos de cordera y le invitó a continuar la explicación sobre la dicotomía jugador-personaje en las partidas de rol con los pergaminos de Samarkanda.
Entonces el Zagloso comprendió que el amor también es aguntar la chapa con placer e interés sumo.
# posted by Zagloso @ 11:37 p. m. 
