5/19/2006

 

Salven a Zoe y al niño que no se sabe como se llama
















El Zagloso vuelve a preocuparse por las crías humanas.
En serio, no pongan a los críos en la blogosfera. Son bebés, algún día crecerán y se darán cuenta que sus padres les han exhibido a la vista de toda la humanidad. Son muy ricos, lo sabemos, pero cuando sean mayores querrán matar a sus progenitores. Creánme, eso no será bueno para ellos. Sálvenles ahora que estamos a tiempo. Salven a la pequeña Zoe y al otro niño que no pone como se llama (al menos en un idioma inteligible para los monotremas, aunque creo que se llama José Antonio).

Ah, José Antonio es el de azul y Zoe va de rosa. Los padres y madres son cursis y sexistas en cualquier país y en cualquier blogosfera.

Comments:
Zagloso, este tipo de cosas son las que me apartan de los blogs. Aunque, para ser justo, no habría que denostar la blogosfera sino a ese tipo de gente.
Abrassos desde la Cosmosfera :-p
 
Estos padres son carne de Manuela. Tienen todas las papeletas para ser unos castradores en el futuro, ¡¡ffffhhh!!Se me ponen los pelos de punta.

Si hay algo que me repele de la maternidad, por encima del compromiso, y del gasto... es la idea de convertirme en una de esas mujeres que tiene un hijo y solo sabe mirar, y pensar y hablar de SU hijo, desde el primer pedo hasta la última conversación con la profesora de primaria. AAAAAAAAAAAAARRGGGHHH! Abba, aparta de mí ese cáliz.
 
Esa cosa rosa que envuelve a la niña como si fuera un fardo funerario con orejas me va a provocar pesadillas.
 
Pues a mi el reloj biológico ya me hace TIC TAC. Y no por eso creo que vaya a caer en la imbecilidad. Vamos, que mis hijos van a leer comics de Conan y El Jueves y en mi casa no entrará ninguna película de la Factoría Disney.
 
Tengo miedo. A Jose Antonio le han embutido el gorrito del infierno y el pobre no puede ver y casi respirar... y... como dice missia... ZOe (por qué... por qué ese nombre)... con ese fardo funerario con orejas.... tengo miedo.
 
Se percibe una tensión amor-odio hacia la maternidad inquietante para la especie humana. Suerte que los monotremas ponemos huevos, aunque eso sí, incubar es una lata.
 
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