5/08/2006
La joven de la exposición
Al día siguiente del baloncesto, el Zagloso fue a una exposición.
No fue algo premeditado, puesto que por lo general las exposiciones son sitios fríos y poco dados a monotremas. Pero esa tarde tenía las púas afiladas y por seguridad prefería la soledad. Al pasar junto a una exposición me llamó la atención que iba sobre Hans Christian Andersen.
Nada más entrar descubro que soy el único visitante. De hecho parezco el único mamífero en todo el edificio hasta que se me abalanza una joven, contratada para atender al público. Veintipocos años, morena y maja.
- ¿Quieres que te explique algo? Es que hace mucho tiempo que no hablo con nadie.
A pesar de mis púas afiladas la traté con amabilidad, intercambié un par de comentarios nada ingeniosos y prolongué diez minutos de más la exposición. Como sólo había paneles y bastante aburridos, toda la visita la dediquá a preguntarme ¿De verdad existe la necesidad de hablar? ¿Es tan complicado el silencio?
Mientras ella, entretenida, leía.
No fue algo premeditado, puesto que por lo general las exposiciones son sitios fríos y poco dados a monotremas. Pero esa tarde tenía las púas afiladas y por seguridad prefería la soledad. Al pasar junto a una exposición me llamó la atención que iba sobre Hans Christian Andersen.
Nada más entrar descubro que soy el único visitante. De hecho parezco el único mamífero en todo el edificio hasta que se me abalanza una joven, contratada para atender al público. Veintipocos años, morena y maja.
- ¿Quieres que te explique algo? Es que hace mucho tiempo que no hablo con nadie.
A pesar de mis púas afiladas la traté con amabilidad, intercambié un par de comentarios nada ingeniosos y prolongué diez minutos de más la exposición. Como sólo había paneles y bastante aburridos, toda la visita la dediquá a preguntarme ¿De verdad existe la necesidad de hablar? ¿Es tan complicado el silencio?
Mientras ella, entretenida, leía.
# posted by Zagloso @ 11:20 p. m. 
