4/03/2006
Marbellíes
La movida de Marbella ha destapado el gran agujero negro de la democracia en las antípodas de Papúa: las administraciones locales.
El Gil ha mantenido un nivel de apoyo popular abrumador durante quince años. En cuatro elecciones ha sobrepasado la mayoría aboluta: más de 20.000 marbellíes han introducido su voto una vez tras otra en apoyo ese populismo de lujo: de un 65% de los votos en el 1991 a los 21.978 sufragios de 2003 (47%).
Los medios nacionales han corrido a apuntar a políticos y constructores. Ambos han formado dos esquinas de un triángulo, la tercera ha sido una ciudadanía incapaz de reaccionar y de exigir honestidad. Todo el país intuía una situación irregular, el increíble que los vecinos del municipio no supieran nada. Con su silencio y su voto hicieron que el castigo a la corrupción no existiera. A lo mejor había que empezar por analizar por qué salío gratis.
El Gil ha mantenido un nivel de apoyo popular abrumador durante quince años. En cuatro elecciones ha sobrepasado la mayoría aboluta: más de 20.000 marbellíes han introducido su voto una vez tras otra en apoyo ese populismo de lujo: de un 65% de los votos en el 1991 a los 21.978 sufragios de 2003 (47%).
Los medios nacionales han corrido a apuntar a políticos y constructores. Ambos han formado dos esquinas de un triángulo, la tercera ha sido una ciudadanía incapaz de reaccionar y de exigir honestidad. Todo el país intuía una situación irregular, el increíble que los vecinos del municipio no supieran nada. Con su silencio y su voto hicieron que el castigo a la corrupción no existiera. A lo mejor había que empezar por analizar por qué salío gratis.