4/25/2007

 

Contribuyendo y viniendo

El Zagloso zanja sus cuentas con el erario público

Con infinita ingenuidad, el monotrema cree que los impuestos son buenos. Con ellos se contribuye a que haya escuelas, carreteras, pensiones y campañas instuticionales de la Comunidad de Madrid, que a todo el mundo llenan de alborozo. Para el Zagloso, contribuir al bien común le convierte en un ciudadano de primera. Sin embargo, el sentido de la responsabilidad y el temor a las medidas coactivas que toma el Estado en caso de impago chocan contra la alergia que le provocan los trámites administrativos.

El Zagloso odia las ventanillas casi tanto como a Miguel Bosé*. Por eso estira los plazos legales hasta el final. Esto provoca primero una inquietud en el monotrema, que sabe que quiere pagar y que tiene que pagar, pero que le da pereza. Después provoca desazón: "tengo que ir, tengo que ir, tengo que ir; de hoy no pasa, bueno, mañana me viene mejor...". Así van pasando los días y a veces hasta vencen los plazos para abonar tasas municipales y otro tipo de tributos menores que no están domiciliados. Incluso cuando se trata del Impuesto Sobre la Renta de los Monotremas Físicos (IRMF), que está gestionado de forma ejemplar, deja pasar los plazos. Sólo tiene que entrar en la web de Hacienda, poner su d.n.i. y aceptar el borrador, para que le devuelvan 80 euros. Ni por esas.

Claro que cuando introduzca el D.N.I. se dará cuenta de que tiene el carné caducado desde junio del año pasado... Al menos hoy ha pagado el impuesto del coche al Ayuntamiento de Papúa y va satisfecho por el deber cumplico.

* ¿Era necesario que hiciera otro disco y que lo llamar de forma tan estúpida como Papito?

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4/19/2007

 

Tuve un sueño

Lo onírico desazona al Zagloso

Anoche cuando dormía, el Zagloso soñó una cosa muy rara. El monotrema estaba en un río cristalino aprendiendo a pescar. Era un marco incomparable, montañas y un riachuelo perfecto. El sueños, el Zagloso se clavó por voluntad propia un anzuelo en la última zona en la que se clavaría nada. No por accidente, sino como si fuera lo más normal del mundo: tengo un anzuelo de mosca que no me vale y lo guardo ahí.

Como ese no valía, el monotrema fue al puesto de los anzuelos a por otro. Ese puesto era el típico chiringuito de playa. La playa, puesto que el río se convirtió en el Mar Cantábrico, a la altura de la playa de Salinas, pero con palmeras. Quien conozca ese sitio, sabrá que de eso no hay; olas las que se quieran, pero árboles ninguno.

A la vuelta al río cristalino, en medio de la playa apaerció un gran pájaro. Era un pájaro que emitía un ruido maravilloso y daba luz. Permanecía suspendido a unos dos metros de la arena aleteando a gran velocidad. Su sonido y su luz habían congregado a todo el mundo que, en una especie de éxtasis le contemplaban.

El monotrema siguió hacia el río y, en el momento de arrancarse el anzuelo se despertó. Seguía oyendo al pájaro.

4/17/2007

 

Funermostra

El Zagloso se sorprende por la pujanza del sector congresual

Ha llegado a manos del Zagloso un folleto explicativo del Congreso Europeo de Cementerios Históricos. Tal cual suena. Al parecer, se trata del evento más importante del sector en años y está dirigido a profesionales, técnicos y políticos del sector del cementerio histórico.

Aunque hay quien dice que es un muerto de congreso, tiene su miga. Al parecer lo hacen en Valencia porque es la Copa América. Tener un cementerio histórico no es cualquier cosa, tiene que tener uno un pedigrí como cementerio. No vale toda lápida. De verdad que el turismo de congresos tiene cosas impresionantes.

El monotrema quiere aprovechar para mostrar su solidaridad y apoyo al topillo de Tierra de Campos, un ratoncito que está siendo vilmente masacrado por la Junta de Castilla y León. ¡Topillo si, Junta no!

4/15/2007

 

Oscuras golondrinas

El Zagloso anuncia que la primavera ha venido

Resulta que el Zagloso se fue al campo a desconectar un rato el fin de semana. Así que puede anunciar con completa seguridad y para conocimiento general que ha llegado la primavera: las golondrinas ya han llegado. Al monotrema estos pájaros le gustan lo justo y no comprende su prestigio.. A la espera de que vuelvan los vencejos, que sí que son un ave con mérito, quedan los grajos y los gorriones.

El monotrema se pasó la tarde del domingo haciendo la fotosíntesis al sol y mirando al cielo. Creo que me he quemado las púas.

4/10/2007

 

Evelin

El Zagloso y las azafatas de Air Berlín

El monotrema se montó el otro día en un avión de Air Berlín. Como se trata de una línea aérea alemana, las aeromozas o azafatas, que de ambas formas pueden llamarse, son tan teutónicas como cabría esperar.

Una tripulación de azafatas germánicas se enfrenta a todo un reto en un Boeing repleto de papuanos y un equipo de fútbol juvenil asturiano. Nada más verlas, el monotrema se imaginó a Ángela Merkel, ese personaje injustamente ignorado por el Hombre Invisible. La que saludaba en la puerta sonreía de forma eficientemente forzada. Su "hola" era tajante pero afectuoso. Pero ella no era la mejor: la mejor era Evelin.

Como cabría esperar de tan teutónica mujer, Evelin era rubia; nariz ganchuda y gesto severo. Sin duda se trataba de una descendiente directa de la bruja de Hansel y Gretel. Ella era la que revisaba el perfecto estado del pasaje antes del despegue y jamás el monotrema fue más formal en un vuelo. El equipo de futbol asturiano quedó mudo con una sola mirada; cerraron ellos solos los compartimentos y pusieron el respalo en posición vertical sin mediar palabra. Un joven perroflauta que dejó una bolsa bajo el asiento fue duramente reprendido en una mezca de inglés y alemán inefable; ¡ay de quien se olvidara el mp3 encendido! No hubo prisioneros.

Evelín después agarró el micro: "Evelin desea un feliz trayecto a aquellos a quienes no se lo hayan deseado todavía". A los demás no; Air Berlin no derrocha los buenos deseos: uno por pasajero basta. El Zagloso esperaba verla hacer el bailecito de las salidas de emergencia, pero todo se redujo a un vídeo. Decepcionado, se durmió un ratín, por lo que no pudo contemplar cómo Evelin repartía las galletitas de mierda que dan en Air Berlín, pero que son mejor que nada. En el aterrizaje, todo el pasaje se dispuso sin mediar palabra tal y como mandan las mejores normas de aviación: ella revisó severa y puntillosa cada asiento. Detrás de sus ojos, el monotrema notó tristeza.

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4/04/2007

 

Territorios madre

El Zagloso entra en una mercería

El monotrema entró en la mercería de su calle el otro día. Tenía que comprar una tira adhesiva de velcro de estas que son tan útiles para fijar cosas y viene muy bien para cortinas o similares. Nada más atravesar la puerta el Zagloso se dio cuenta de que estaba en un territorio madre. Es decir, un lugar donde se mueven con habilidad esos seres a los que llamamos mamá.

La mercería es la típica mercería de barrio. La llevan dos chicas, una atiende a las clientes y la otra está en una especie de trinchera haciendo arreglos con la máquina de coser (por cierto, 15 euros por cambiarle la cremallera a un vaquero parece excesivo, pero ahora cierran muy bien). Cuando el Zagloso entró, una clienta revisaba el muestrario de sujetadores y otra le buscaba unas medias a su hija.

Como es un ser educado, el monotrema se colocó detrás de la que buscaba un sostén y esperó su turno. La dependienta sacaba sujetador tras sujetador y exponía brevemente sus cualidades: este hace buen escote, este es muy cómodo, este es más de verano... Al percatarse de la presencia de un zagloso, la madre comenzó a mirar de refilón hacia atrás; dejó de manosear con soltura las prendas y les echaba una casta ojeada. En el mostrador no dejaban de aparecer sujetadores y la mujer no dejaba de echar miradas de reojo. Al final compró un sostén negro de algodón con relleno y un dibujito de un gatín hecho con piedrecitas blancas. Un poco ñoño.

Al otro extremo de la tienda, una madre, madre, pedía un par de medias para su hija. Se notaba que era una clienta habitual: "¿Te quedan de las medias que se subo a mi hija?". Entabló un monólogo con la otra dependienta: "Es que se las pone con la falda que te traje para arreglar y sale con ellas por las noches y las trae siempre rotas. ¡Siete euros en medias! Que ya le digo yo qué hará para romperlas siempre, si es que no mira para nada. Además ahora la falda le queda pequeña, que me he puesto a arreglarla yo pero te la voy a tener que bajar. Yo creo que ha engordado la niña esta..."

Mientras pronunciaba esta perorata divulgativa de lo golfa y gorda que es su hija, lanzaba miradas al monotrema como buscando su complicidad. El Zagloso se hacía el sueco. "... pero qué hará por las noches, porque digo yo que no es normal llegar a las horas que llega con las medias rotas siempre -mirada- y si no se tira cubatas por encima y vuelve hecha unos zorros..." El Zagloso contenía las ganas de reír a duras penas. Cuando le tocó su turno, compró la cinta rápido y se preguntó si las madres siguen siendo humanas o son otra cosa.

4/01/2007

 

Burguer Kuin

El Zagloso recuerda que Papúa es así


El letrero que ve ahí arriba es de un establecimiento venerable. Cuando en Papúa no existían hamburgueserías, en una hábil maniobra de marketing abrieron el Burguer Kuin. Para qué pagar una franquicia, si la gente no sabe inglés. Y ahí siguen, atentando contra la ortografía.

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