9/04/2007

 

Tripleeeeeeeee

El Zagloso rememora su gran canasta

Siempre le ha gustado mucho el baloncesto, desde chiquitín. Se ha visto todos los campeonatos del mundo y de Europa. Incluso en su tierna infancia el Zagloso fue un depredador de la zona. Hay que explicar que creció antes que el resto de su clase y que se trataba de un equipo muy bajito.

Con diez u once años el monotrema era una especie de Charles Barkley (ver vídeo). Suplía la falta de centímetros con mala leche. El baloncesto escolar podía ser un infierno para cualquiera que se cruzara en su camino. Aún recuerda cómo una especie de mastodonte que le sacaba veinte centímetros y treinta kilos volvió a casa llorando por un codazo que el árbitro jamás vió. Perdieron el partido, pero nadie les cogió un rebote de más.

La mejor canasta del monotrema fue una mañana lluviosa de marzo, en el colegio de San Ornitorrinco, que eran los mejores de la ciudad. La entrenadora dió instrucciones antes de comenzar: "Son más altos y mejores que nosotros, así que nos van a ganar. Os lo digo para que no os llevéis un disgusto luego. Zagloso, tú sales en el segundo cuarto ".

"Mierda", pensó. En aquel equipo sabían botar cinco. Salir en el segundo cuarto implicaba estar rodeado de cuatro botarates que solo jugaban porque sus madres eran unas marus de cuidado e iban a todos los partidos. Empezó aquello como se preveía: desastre absoluto. Tras los diez primeros minutos ya perdían de doce y eso que jugaban los buenos. El Zagloso salío con los cuatro paquetes. En la primera jugada se tiró una pedrada que inexplicablemente entró. Eso le entonó. Los otros fallaron dos tiros seguidos. El monotrema cogió los dos rebotes y se hizo dos contrataques de punta a punta espectaculares. Parecía Jordan, un huracán desatado.

De repente el partido estaba empatado. Iba a terminar aquel cuarto y el monotrema robó un balón al base rival bajo su canasta. Salió corriendo hacia el aro contrario, pero los del San Ornitorrinco le cortaron el paso a tres metros de la línea de medio campo. Iba a pasar por ahí pasara lo que pasara. Y claro, el árbitro pitó falta. "¿En ataque? ¡Me cago en....!" El Zagloso estaba lanzó el balón con una mano mientras vociferaba. La pelota hizo una bonita parabola y entró en la canasta. ¡Desde más de 20 metros! El árbitro pitó técnica y descalificó al monotrema.

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