10/30/2006

 

Calderilla


Lo malo de las manías es que se les coge cariño

Quizá alguien recuerde la Montaña de Basura de Fraggle Rock. El Zagloso tiene su gran montaña de calderilla. Las monedas de menos de veinte céntimos son al gran capital lo que la raspa es a la sardina: es lo mismo, pero es un incordio. Desde hace años, el monotrema aparta sistemáticamente toda moneda de veinte, diez, cinco, dos y un céntimo que cae en sus manos. Se guarda los billetes y las monedas de mayor tamaño para sus gastos cotidianos. Empezó siendo una manera de aligerar el bolsillo y se convirtió en manía.

A lo largo de los años, como se puede apreciar, ha acumulado una cantidad apreciable. Para que se hagan una idea: la pila de monedas de la derecha tiene 72 de diez céntimos y la de la izquierda 96 de cinco. Además he encontrado varias de cinco duros, con su agujero en medio, lo que me ha hecho sentirme igual que mi abuela con los reales, un par de centavos de dólar y calderilla en liras.


El primer paso para solucionar un problema es reconocerlo. El Zalgoso reconoce que hay algo de sociópata en ese comportamiento, pero afirma que son peores los que coleccionan billetes de quinientos. Lo malo es que no se qué hacer con tal montaña. ¿Lo reservo para un gran gasto? ¿Me deshago de ello progresivamente? ¿Continuo acumulando para la jubilación? Le pediría consejo a la Montaña de Basura, pero el tío Matt el viajero no me cuenta dónde está.

10/29/2006

 

Despacio y tiempo

Algunos relojes miden el tiempo, los del Zagloso van a su bola

El Zagloso se levanta todos los días con su radio-reloj-despertador. Es un aparato convencional, de color azul, con el frontal negro y las letras verdes. Tiene un botón grande para apagar la radio, pero no del todo, y otro chiquitín para hacer lo mismo, pero completamente. En teoría su función es encender la radio a la hora que ha programado el usuario y así despertarle. Para mantenerlo energizado tiene un convencional enchufe a la red. Por si fallara, lleva una pila en la recámara.

La costumbre ha convertido al radio-reloj-desperador en un aparato caprichoso. Sintoniza la radio cuando le apetece, marca la hora según le conviene y sí, despierta, pero no siempre que se quiere. El primer problema es que pierde la emisora que suele oir el monotrema por las mañanas. Un día se equivocó de dial ideológico y el Zagloso aún se pregunta por qué ETA le quemó ese día las tostadas, aunque el Gobierno afirma que es que las tuvo mucho tiempo en la tostadora. Normalmente sintoniza la nada, con lo que el monotrema se despierta en un zumbido desagradable.

La personalidad del radio-reloj-despertador queda más clara por su resistencia a las leyes de lógica. Él solo sigue la física y la termodinámica. Cuando se queda sin enchufe, uno esperaría que la pila mantuviera la hora en punto o, todo lo más, que a falta de energía, retrasara. No, cuando se alimenta de pilas el tiempo se le pasa volando. Adelanta horas sin freno, a su rollo. Temo decirle que este fin de semana ha cambiado la hora; a saber por dónde sale.

10/28/2006

 

Rompes mi canción

El Zagloso afirma: "Mientras Josele Santiago siga vivo, no hay problema"

El monotrema leyó hace unos meses al ex líder de Enemigos, Josele Santiago, una entrevista en la que decía "mientras Kiko Veneno siga vivo, no hay problema". Ese día decició romper su tradicional reserva hacia el gallego y se descargó su primer disco en solitario: "Golondrinas". Ahora nunca lo quito del mp-3. El surrealismo irónico de las letras, la sencillez y buen rollo de todo, ese ser un chulo sin darse importancia, hacen que el Zagloso recupere su fe en el Dios del Rock & Roll y sea moderadamente feliz cuando lo escucha. La felicidad inmoderada es algo que el monotrema reserva para otras cosas.

Hace un mes o así se publicó el segundo disco de Josele, Garabatos. Ese mismo día me abalancé a mi tienda habitual y lo compré con el fervor de miembro de una secta. La primera vez que lo oyó el Zagloso tuvo la sensación de disco descuidado, grabado casi a carreras, sin pulir. Ayer lo oí de nuevo en el zaglosomóvil en la que es la 1.354 escucha. Es mejor aún que en la 1.353. En la web del disco tienen cuatro para escuchar, por si tienen un ratín, recomiendo las cuatro, pero sobre todo Pensando no se llega a ná.

Es curioso lo de las canciones, por más que uno las escucha no terminan de romperse.

10/27/2006

 

Mitrofan, te queremos

La reconquista termina con la venganza del rey sobre el oso

Mitrofan era un oso amable. Vivía tranquilo en la región de Vologda, cerca de un pueblo en el que la gente le alimentaba y le quería; especie de Yogui post soviético. Una mañana le dieron a beber vodka con miel. El pobre plantígrado no pudo resistir pegar un lingotazo para comenzar la jornada ya que él siempre había sido muy de Yelsin.

Lo que Mitrofan no sospechaba es que en sus carnes se iba a vengar la última cuenta pendiente que los reyes ibéricos arrastran de la Reconquista. A cuatro mil kilómetros de Volgodan, en lo que ahora se llama Llueves, provincia de Asturias, conceyu de Cangas de Onís, una mañana de 739 comenzó la guerra entre los osos y los reyes. Aquel día, el hijo y sucesor de Don Pelayo, Favila, estaba en el monte con sus huestes. No se conocen muy bien las circunstancias, pero parece ser que un oso salió de unos matorrales y de un hábil zarpazo hizo correr el orden sucesorio asturiano.

Ese oso republicano y regicida, que muy bien podría ser de Babia, es una marca clavada en la memoria de los reyes de España; Juan Carlos I rompió este verano la maldición en el pellejo de Mitrofan. Tras trasegar el vodka, el bondadoso oso fue acompañado por los vecinos de su pueblo hasta un bosque, "vamos a dar un paseín, Mintrofanoshka, que vas pedo", le decían. El Borbón, apostado tras un árbol y armado con un rifle, apuntó y apretó el gatillo. Adiós Misha putiniano.

El Zagloso y el Anómalo hemos decidido insituir el Premio Favila y se lo concedemos al pobre Mitrofan, víctima de la crueldad borbónica y, desde hoy, plantígrado adoptivo de nuestros blogs. Y para que quede bien claro, afirmamos que en la lucha entre los reyes y los osos nosotros estamos con los plantígrados. Y es que haber sido osito marca.

El premio Favila tiene una dura división de funciones. Como tipo sobrio que soy me ocupo de presidir el jurado. El Anómalo, mucho menos tímido y más bullanguero, entrega el premio. Síganlo en directo aquí.

10/24/2006

 

Movidas del siglo X

El traidor era Marquitos, todos le llaman traidor

Le ha llegado al Zagloso un libro raro raro: una recopilación de todos los romances de Papúa recogidos por investigadores que preguntaban a los monotremas pueblín a pueblín. El libro lo he conseguido a través de ese gran invento llamado
iberlibro y de una librería de viejo en Barcelona.

El monotrema se ha acordado de cuando conoció a una mujer increíble. Se llamaba Dolores, tenía 86 años, y vivía en un pueblecito de Papúa. Aún a esa edad tejía utilizando un enorme telar de varios metros de largo que manejaba con la soltura con la que usted mueve el ratón. Esa señora, que apenas leía, recordaba de memoria centenares de poemas que le había recitado su madre mientras tejían mantas, que es lo típico de allí. Boca a boca, madre e hija, algunos de esos romances han sido rastreados hasta el siglo X.

El Zagloso todavía se acordaba de memoria del inicio de éste, que le había escuchado a Dolores. Es una especie de Aquí hay Tomate versión año novecientos y pico y en octosílabos. Bueno, en realidad es más para un programa de sucesos. Ya perdonarán. Ojo con Catalina.

Marquitos

El traidor era Marquitos, -- todos le llaman traidor,
por dormir con su señora -- ha matado a su señor.
Abre puertas Catalina -- ábrelas mi lindo amor.
No te las abriré, Marcos, -- no está en casa mi señor.
Tu señor quedaba preso -- n`esa ciudad de Aragón,
vengo en busca de dinero -- pa deshacer la prisión.
Catalina, como diestra, -- sus puertas trancó mejor;
Marquillos, como valiente, -- al suelo se las tiró.
Siete vueltas dio al palacio, -- con Catalina no halló;
de las siete pa las ocho -- ya a Catalina encontró;
la viera de estar llorando -- debajo de un escalón.
¿Por qué lloras, Catalina, -- por qué lloras, lindo amor?
Lloro por el mi marido, -- que me lo matasteis vos.
Y si lloras, Catalina, -- también vos mataré a vos.
Siete camisas que tengo, -- yo te daré la mejor,
siete vestidos que tengo, -- yo te daré el mejor.
Le mandara hacer la cena; -- ya se la hizo y cenó.
Le mandara hacer la cama, - - y él con ella se acostó.
S` otro día a la mañana - - Catalina madrugó:
Subiráste en aquel alto, - - n` aquel alto corredor
y allí verás tus criados - - si trabajaban o no;
allí verás la truchita - - cómo llamaba al salmón
y allí verás la paloma - - cómo llama al perdigón.
Catalina, como diestra, - - a la mar honda lo tiró;
Marquitos, como valiente, - - de los remos se agarró;
Catalina, como diestra, - - ya los remos le cortó.
Al cabo de nueve meses - - ya Catalina parió;
pensó de traer hija hembra - - y trajo un hijo varón;
llamara curas y fraires, - - rico bautizole armó.
S` otro día a la mañana - - subió al alto corredor,
allí cogiera su niño - - y a la mar honda lo tiró.
Ahí vaigas tú, mi hijo, - - vaigas con mi bendición;
no quiero que quede casta - - de aquel gran falso traidor.

 

¿Sinceridad?

El Zagloso afronta un dilema moral y opta por lo más cómodo

Había quedado con una vieja amiga; una de las personas a las que el Zagloso conoce desde hace más tiempo y con la que más confidencias ha compartido, a la que siempre prestará su hombro porque sabe que siempre dispone del suyo. La muchacha venía feliz; hacía una temporada que lo había dejado con su anterior pareja, un tipo que caía al monotrema razonablemente bien, y parecía que había encontrado un ilusionante sustituto.

- Le tienes que conocer, te va a caer de puta madre, es sensible, divertido, sincero, culto, romántico...
- ¡Para! Si con que te guste a tí es suficiente.
- Jo, no, ya verás es genial. He quedado con él en un rato, ven y así le conoces.

Al Zagloso había cosas que le apetecían más en ese momento, pero como no tenía una excusa verosímil, no le quedó más remedio. Con su mejor voluntad se encaminó a concer a esa supuesta mezcla entre Brad Pitt y Woody Allen. En efecto, era un equilibrio perfecto entre el cerebro del primero y el físico del segundo. El monotrema puso su mejor sonrisa y aguardó la segunda impresión. No mejoró: chulo, faltón, típico niño pera con complejos por no haber nacido en el Bronx, convencional, gris, monótono...

Al día siguiente llegó la pregunta, enmascarada en una sonrisa ilusionada y expectante: ¿Qué te pareció? El Zagloso aprendió hace tiempo que, en estos casos, nadie quiere que sea sincero:

- Majo, sin más.
- Nooo, es genial, eso es que todavía no le conoces bien.

El Zagloso ahí tembló. Ni la más remota intención de concerle bien. Su amiga lo intentó. Durante una temporada no había manera de verla sin tener que aguantar al tedioso y faltoso novio. Al final sólo quedaban dos opciones: o bien le decía a una persona enamorada que el objeto de su amor es un gilipollas y era sincero con una amiga, o bien pasaba de ellos. Hace años que no la veo, pero se que siguen felices. A ver si la llamo un día de estos.

 

Sigue el lío

Los padres de los niños humillados amenazan al deán de la Catedral: Al obispo vas.

10/23/2006

 

Berlanguiana

El deán de la Catedral de León interrumpe la misa por lo mal que cantan los niños:

«Debo pedir disculpas a los asistentes por algunos fallos que se observan en la música de la Escolanía, que es una vergüenza para una Catedral».

Los padres, indignados, se llevan a los niños en medio de la celebración. La presidenta del coro afirma que no van a volver, después de haber sido "humillados públicamente" y achaca el incidente a que el religioso se quedó en blanco en medio del sermón y los niños intervinieron para "romper el silencio". El deán replica: "Que una escolanía que lleva cinco años no sea capaz de cantar ni de echar la voz del cuerpo, es vergonzoso. Si además eso se lleva a la Catedral, a la misa de doce, me pareció poco digno. A duras penas continué la misa hasta el final, en medio de las protestas y de los murmullos de la gente".

Cuando el coro abandonó el púlpito, el público irrumpió en cerrada ovación. La mitad de los feligreses se quedó en su sitio, el resto acompañaron a los infantes a la puerta del templo donde . El Zagloso se despanzurra de la risa. El espíritu de Berlanga habita en León. La información completa en Diario de León.

10/22/2006

 

Mi reino por un zulo

El Zagloso se prepara para lo peor, otro lunes más

Que lo importante no es ganar es algo que intentaron que el Zagloso aprendiera de niño. "Es participar", decían. No; lo importante es que otros pierdan. La verdadera satisfacción del vencedor está en que exista un perdedor y poderle ver la cara.

Al Zagloso siempre le han caído bien los perdedores, pero eso sí, todo lo que el monotrema tiene de poco competitivo lo tiene de toca pelotas. Me gusta pinchar al personal, qué quieren, si me han hecho con púas. Gracias a esa cualidad, daría sus riquezas por un zulo bien profundo en el que meterse mañana hasta que escampe el temporal. Como ha proclamado su odio irracional a Fernando Alonso, esta tarde ya ha recibido sendos mensajes de dos compañeras que van a pasar una buena mañana de lunas a costa suya. Pobres, como si tuviera algo que ver ser gilipollas con ser campeón del mundo. Pero lo peor no es eso.

Dos horas después de los mensajes alonsistas me ha llegado el siguiente: "¿Hay alguien?" Remitente: el jefe del Zagloso. Resulta que es madridista y como Papúa es como es, el fútol* es una de las pocas vías de escape posibles para que un empleado se meta con su superior. Ya verás que lunes, por listo.

* Deporte que le parece soberanamente tedioso al Zagloso que sólo sigue baloncesto y ciclismo.

10/21/2006

 

Adiós patata, hola lentejita

El Zagloso, solemne, declara inaugurado este portátil

Durante cinco años el Zagloso ha utilizado el mismo ordenador. Cuando lo adquirió lo bautizó cariñosamente como el Patata Express. Todo lo que tenía de malo lo tenía de rápido. El tiempo ha pasado y ahora todo lo que tiene de malo lo tiene de lento, el pobrecito. Juntos hemos hecho muchas cosas, pero ya no me llena.

Este es el primer post que escribo desde mi nuevo portátil. Estoy más contento. Para explicar la diferencia utilizaré un simil baloncestístico. En el primer vídeo verán una imagen mítica de los Juegos Olímpicos de Atenas. Vice Carter salta al pobre Weiss. El pobre patata es como Weiss, grandote y bueno, pero no muy ágil. (Ojo, que el tipo ese mide cerca de dos metros y veinte centímetros). En el segundo está Earl " Lentejita" Boykins, un tipo que mide 1.64 y que hace cosas como esas. El vídeo del muchacho, al que el Zagloso le saca una cabeza, es de una prórroga contra los Supersonics en la que él solito mete diez puntos y revienta el partido. I Love this Game.

El salto de Carter sobre Weiss.



Lentejita se come a los Sonics:


Queda inaugurado lentejita.

10/19/2006

 

Los dos del final

El Zagloso aprendió que se llega donde se llega y el resto...

Como sus progenitores trabajaban, desde pequeñito el Zagloso tuvo que ir al colegio solo. Iba y volvía andando con total soltura, aunque al principio fue duro.

La familia monotrema vivía en un octavo, así que había que coger el ascensor siempre para llegar a la madriguera. Con seis años, el Zagloso era tan alto como se supone que hay que serlo en ese momento, lo cual no era mucho, lo cual causaba un grave problema a la hora de subir los ocho pisos. Los botones del ascensor estaban muy altos y el niño monotrema no llegaba hasta el octavo. Recuerdo que estaban alineados de dos en dos: el primero y el segundo en la primera fila; el segundo y el tercero en la segunda y así, sucesivamente. Por mucho que se estirara, saltara y se pusiera de puntilas, el Zagloso sólo llegaba a la penúltima fila, es decir: hasta el sexto. Así pues, todos los días, los dos últimos pisos los tenía que subir por las escaleras.

Esos dos pisos eran un tremendo esfuerzo para el pequeño Zagloso ya que, además de subirlos con un agujero en el estómago, realizaba la ascensión en un constante refunfuño por su escasa estatura, el listo que puso los botones a dos metros de altura y la maldad de sus padres por no haber comprado el sexto. Pero gracias a eso aprendió una valiosa lección: uno llega hasta donde llega, pero como siempre hay algún motivo para llegar un poco más allá pase lo que pase, ¿qué menos que apretar los dientes y ciscarse en el universo en pleno?

10/18/2006

 

Especular en papel

El Zagloso se asoma a los encantos del capitalismo bibliófilo

La semana pasada abrío en Papúa la feria del libro antiguo y de ocasión. Cuando se enteró, el Zagloso comenzó a refunfuñar: "Y ahora claro, a gastar pasta en libritos que no necesito, si lo hacen por joderme a mí y luego que no ahorro un duro.... me cago en Gutemberg, en el tipo móvil y en el cabrón que inventó la linotipia".

Invariablemente el Zagloso realiza cada año deseos de contención y calma. Pero la bibliofilia siempre vence y al final, el monotrema se deja la soldada. Será por el extraño olor del papel amarillento o por la emoción de rebuscar en anaqueles en mitad de la lluvia, pero siempre termino cargado de libros que no necesitaba y que ni siquiera sabía que existían. El año pasado, sin ir más lejos, salí de allí con la reproducción de una conferencia de Azaña de 1934 editada el mismo 1934: Grandezas y miserias de la política. No confesaré lo que costó la gracia.

Bien mentalizado, el Zagloso se aproximó a los puestos. Allí, de repente, vio una de sus adquisiciones de años anteriores de la feria: 120 euros. "¡Coño! Pero si hace dos años yo pagué 40. Eso quiere decir que he triplicado mi inversión". Feliz, el monotrema se fundió las plusvalías en libros inútiles y ahora, en las tardes lluviosas, fantasea con mandarlo todo al carajo y dedicarse a la especulación bibliófila.

10/17/2006

 

Desayuno desayuno

El Zagloso sería capaz de comerse un caballo al amanecer

Desayunar es un placer. De hecho, el Zagloso no lo hace una vez al día, lo hace dos. Justo cuando suena el despertador comienza una serie de rutinas perfectamente medida e invariable. Golpe al despertador, torpe buscar de las pantuflas y arrastrar de pies a la cocina y a comer.

El primero de los desayunos comienza con una implacable ingestión de fruta. Algo ligerito: media piña, un plátano, una pera y un kiwi y cosas así. Mientras la fruta baja al esófago, las tostadas se tuestan lentamente, el café baja y la leche se calienta cuarenta segundos exactamente en el microondas; treinta si el cartón es nuevo y no estaba en la nevera. Después un chorrito de aceite en cada una de las cuatro rebanadas de pan y a comérselo todo.

Tras los siguientes rituales matutinos: ducha, camino al curro, lectura de diarios... llega el momento del segundo desayuno. No es la cafetería en la que mejor café ponen, aunque está de muerte, ni donde mejores bocadillos preparan, pero se está a gusto y la camarera es la más maja de los alrededores. Zumo de naranja y bocadillo de jamón. Tras dar cuenta de este tentempié, el Zagloso ya está listo para enfrentarse al pantharreico dolor del ir viviendo.

El momento despertar viene a ser tal que así:



Se lo subtitulo para los que no hablen monotrema: "Grrrrrrrr... ¡Coño! ¿Es ya de día?. Hala, a comer".

10/16/2006

 

El camino corto y el camino bueno

El Zagloso descubre que la distancia más corta entre dos puntos es la más tranquila

Como todas la mañanas, iba el Zagloso caminando a trabajar. A mitad del trayecto se encontró con una marsupial que trabaja en la guarida de al lado. Se trata de una criatura compleja: todo lo que tiene de extravagante lo tiene de apañada. Lo mismo te teje un disfraz de sardina (me usó como maniquí, lo juro) que se pone a dar brincos en medio de una recepción al embajador de Lichtesntein:

- ¿Dónde vas monotrema?
- Al curro, claro.
- ¿Por ahí? Pero si das un rodeo de muerte. Por aquí es más corto.

El Zagloso, incrédulo, decidió seguirla, más que nada porque intuía que era inútil discutir. Más tarde fue a un plano y midió la distancia que se ahorraba por este otro camino: cien metros. El monotrema, cartesiano, calculó una velocidad de seis kilómetros hora andando tranquilo como hace todas las mañanas. Esto supone un ahorro de un minuto en cada trayecto, es decir, dos al día en total, diez a la semana, cuarenta al mes y cerca de siete horas y veinte minutos al año.

No hay duda de que el camino de la marsupial es el más corto. Aún así, el Zagloso sigue con el suyo; en parte porque es un ser obstinado en sus costumbres y también, porque los cien metros que se ahorra pasan justo al lado de la muralla y son siete horas al año pensando cómo conquistarla.

 

Breve historia de odio

El Zagloso persiguió venganza y llegó al miedo

Ella adelantó al Zagloso con su megane amarillo. En cuanto volvió al carril derecho, dejó de acelerar y pasó de 150 a 100. El monotrema, que iba a 130, no tuvo más remedio que hacerse a la izquierda, rebasarla y volver a su carril. Aquella rubia de bote motorizada volvió a la carga. De nuevo pasó a 150 y de nuevo frenó. Como era un viaje largo y acababa de pasar un atasco de un par de horitas, el Zagloso estaba aburrido y para pocas bromas. Con un leve fastidio tuvo que remontar de nuevo a sus invariables 130.

Cuando ella repitió por tercera vez la maniobra, harto ya de pisar el freno, el monotrema gritó: "¡Te vas a enterar furcia de mierda!" y cosas por el estilo. El lado oscuro del Zagloso decidió que no iba a volver a adelantarla. Durante 200 kilómetros más o menos, el monotrema condujo su ibiza con el morro pegado al culo del megane de la pija de mierda. Cuando aceleraba, aceleraba; cuando frenaba, frenaba. En un par de momentos, ella intentó maniobras evasivas un tanto desesperadas. El Zagloso gritaba horribles injurias y juramentos y mantenía el morro pegado. Finalmente, ella decició parar en un área de servicio. Tentado estuve de seguirla y decirla cuatro cosas, pero temí a la Guardia Civil, a una bonita denuncia por acoso y al psicópata que llevo dentro.

10/15/2006

 

Breve historia de amor

El Zagloso adelanta a un sentimiento a más de 120 kilómetros hora

Cuando ella iba en su ibiza negro por la autopista, el Zagloso le adelantó en su ibiza blanco. El monotrema la miró y quedó prendado de su piel tan blanca y su pelo tan negro. Para volverla a ver fugazmente, pisó el freno y se dejó rebasar. Entonces, en un momento sus ojos se cruzaron. Después de la maniobra ella se dejó de nuevo pasar por el Zagloso. El juego se repetía kilómetro tras kilómetro. Zigzagueban mientras pasaban las líneas de la autovía: la muchacha sonreía y el puoso soñaba.

El Zagloso pensaba un sitio donde parar. Ilusionado renunció a un par de áreas de servicio, la de los autobuses del Imserso y la de los pinchos de tortilla con sabor a plástico. Se veía ante la mujer de su vida: un ibiza blanco y uno negro; yin y yan; alfa y omega: la predestinación con forma de volante. El monotrema no pudo reprimir una lagrimita cuando vio por el retrovisor como tomaba el desvío de Tordesillas.

10/12/2006

 

Serás bestia Magnus

El Zagloso aprovecha el Día de la Hispanidad para poner jazz vikingo

En tan hispánica fecha, este monotrema les pone un trío de jazz vikingo. En concreto al bestia de Magnus. El muchacho es el bajista de Esbjörn Svensson Trio (E.S.T.). Si han visto a alguien hacerle esto a un contrabajo alguna vez, por favor, avisen a la Asociación de Defensa de los Instrumentos de Cuerda. ¡Qué bestia!



Para los que no los conozcan, E.S.T. son los primeros músicos europeos que llegan a la portada de Downbeat, la biblia del jazz en EE.UU. Hacen una mezcla extrañísima de jazz y elementos electrónicos y en público aparecen con toda la parafernalia de humo y luces de la mayor estrella pop. De hecho, en la tierra de los vikingos sus vídeos aparecen en la MTV.

10/10/2006

 

Felicidad pequeña

El Zagloso lo deja con su kioskero y ahora está contento con otro

A menos de cuarenta metros de la madriguera del monotrema hay un kiosko que lleva abierto casi toda la vida. Allí, el Zagloso ha comprado chicles, pipas, gominolas, cuadernos, helados, revistas guarras y periódicos, según su momento vital. Hará unos meses, la familia que tradicionalmente gestionaba este comercio decidió venderlo. El nuevo responsable ha sido bautizado en el barrio como el kioskero capullo.

Intentar que este elemento te cobre el Diario de Papúa, la Crónica de Nueva Guinea, la Retaguardia y el XYZ es un infierno. Aunque todos los días el Zagloso realiza la misma compra no consiguió un saludo ni el más mínimo gesto que indicara "se quien eres; me compras muchos periódicos y quiero que sigas haciéndolo". Es el tipo de persona que se parece a una galleta remojada en una taza de manzanilla: es insípida, nadie lo quiere y parece que está a punto de desmoronarse. Así que le abandoné sin decir nada.

Ahora ando el triple todos los días, me acerco a otro kiosko que hay junto al parque en el que aprendí a andar en bici. El kioskero, Carlos, es un tipo vivaracho que desde el segundo día me saluda y con el que se puede mantener un conversación amable mientras les cobra a las abuelas las chucherías de los nietos. Todos los lunes y miércoles me tiene bien guardado mi DVD del Ala Oeste. Es decir, es un tipo que me da lo que quiero de mi kioskero y eso me hace un poco más feliz. Además, los domingos leo la prensa al en ese parque, al sol y veo corretear niños por donde correteaba yo de zaglosín.

Por cierto, ¿sabían que Aaron Sorkin montó los primeros guiones de El Ala Oeste con el material sobrante del Presidente y Miss Wade? Algunas cosas merecen otra oportunidad.

 

Madrid

Después de siete años, el Zagloso creyó que no lo volvería a decir

Vota IU *

* El 27 de mayo de 2007. Menos mal que vivo y voto en Papúa

10/09/2006

 

Era un puoso en una ferretería

El Zagloso confiesa una debilidad pocas veces admitida

La última vez que lo hizo, una bella e inteligente mujer miró al monotrema con ojos pillos y le preguntó: "¿Pero sigues siendo hetero?" Sorprendido el Zagloso contestó: "Pues sí ¿qué pasa? me gusta Terence Trent D´Arby". Ahora se llama Sananda Maitreya (Terence, no la tía) y sí, es cierto que contradice casi todos mis otros gustos musicales, pero qué quieren, el tipo es un genio. En serio. Se lo cuento:

Pues esto era un Zagloso de trece o catorce años que bajó a la ferretería de al lado de casa a comprar un enchufe. En esa tienda tenían de todo: navajas, tuercas, jaulas para canarios, enchufes, mangueras, guantes, cacerolas... cintas de casette a veinte duros. En aquellos días el Zagloso recibía como propina una moneda de quinientas pesetas y debía ser un lunes, porque la llevaba completa. Eso era una ganga que el melómano monotrema no podía rechazar. Entonces el Zagloso escuchaba sobre todo a los Rolling Stones, Led Zeppelin y Suede (tenía un flequillo como el de Brett Anderson cuando cantaba lo de So Young).

Esa mañana adquirió el Zagloso cinco cintas, todas las que pudo. Recuerdo un directo brutal de los Zeppelin, con una versión frenética de The Inmigrant Song; un disco chungo de Cindy Lauper, una recopilación de Ray Charles; un disco de versiones de pop de Papúa que cedí a mi hermano y un disco brutal: el Neither Fish, nor Flesh de Terence Trent D´Arby. Me fijé en él porque tres o cuatro años antes, un tío mío me había cambiado una cinta original de Mecano por una en la que había grabado ochentadas como Yazoo, Black, Rick Asley y un par de canciones del primer disco de Terence.

Aquel disco me dejó flipado. Era una mezcla extrañísima de todo lo que uno se podía imaginar, con un ritmo tremendo y la sensación de que había que escucharlo de nuevo para terminarlo de comprender. Así una y otra y otra vez. Luego me enteré de que ése había sido el segundo disco de Terence, con el que consiguió perder todo el crédito que logró con el primero, del que llegó a vender un millón de copias en tres días y que le convirtió en la alternativa a Prince y a Michael Jackson. Su segundo trabajo fue un delirio que todo el mundo tomó como la muestra de la locura de un neoyorkino joven, guapo y asquerosamente rico y famoso. Terminó en el cajón de a 20 duros en una ferretería de barrio. Ahora es un disco de culto. Desde entonces me gusta Terence o como quieran que se llame.


Ésta es una versión en directo de Billy Don´t Fall, uno de los temazos de aquel disco.

10/08/2006

 

Insomnio dominical

El Zagloso tiene la conciencia relativamente en paz, sin embargo...

Los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábados, el Zagloso duerme como un lirón. Es meterse en el lecho, arrebujarse un poco y ¡hala! a dormir. Sin interrupciones, sin problemas. El domingo no. Las noches de domingo son un largo y lengo recuento de las grietas del techo.

El Zagloso ya se acuesta ese día con miedo, con auténtico pavor. Sabe que va a dar mil vueltas, a recorrer el colchón de un lado a otro. El hecho no guarda relación alguna con lo que haya hecho el monotrema el resto del día o del fin de semana. He probado a no tomar café, a madrugar, a pasarme el sábado de empalmada, a salir temprano en bici el domingo, a dormir la siesta, a no hacerlo...

Ante la falta de explicaciones lógicas y de posibles soluciones, el Zagloso ha decidido que las noches del domingo sirven para estar tirado en la cama sin hacer nada. En algún momento, con suerte descabezará un sueñín.

10/06/2006

 

Ritmo sin garaje

Al Zagloso no le gusta que le enreden en los mitos por chorradas

Loquillo y los Trogloditas retiran El Ritmo del Garaje de su repertorio, es decir, que no la volverán a tocar. La mítica canción es el himno de campaña del parapartido no nacionalista que han montado Boadella y otros intelectuales catalanes. Los derechos de emisión de la canción pertenecen a Sabino Méndez, ex cerebro de la banda, y ocasionalmente enfadado con el Loco. Aquí el comunicado del Loco. Aquí un himno generacional:



El Zagloso ha escuchado un poco la versión de Ciutadans y se ha puesto de mala leche. Han dejado en esto el estribillo:

Porque hoy aquí en la calle se oye un rumor oooooohhh
porque hoy los ciudadanos quieren su voz
El Dios del Rock & Roll te castigará Sabino y tí, Boadella. Para compensar Loquillo tendrá que tocar Hombres más de una vez en los conciertos. Nena, aquí un código ético:



Pongo la letra por si alguien le quedan dudas

Apoyados en la barra de un bar
bebiendo para olvidar
sin cesar de hablar de las mujeres que dejemos de amar

Somos duros de pelar
defendemos nuestra integridad
podriamos convertir tus sueños en realidad

Nos critican por delante
nos subastan por detras
es la envidia de este mundo que nos quiere aniquilar

Unos vinieron muy pronto
otros llegaron muy tarde
solo nosotros llegamos justo en el momento en que no habia nadie

Reunidos en noches contadas
gritando ya de madrugada
y al llegar la mañana las botellas vacias, las cenizas se apagan

Yo te digo lo que pienso
yo te miro frente a frente
yo te hablo cara a cara
es lo unico que tengo y no me pides nada

 

Tú eliges macho

El Zagloso descubre secretos de la masculinidad

Hay dos cosas que un hombre* no cambia en la vida. Son dos elecciones que se toman en la pubertad o adolescencia y que se mantienen para siempre. He buscado bibliografía al respecto en todo manual del buen psicoanalista y no he hallado nada, pero si esto lo pilla un hijo de Freud se forra.

El tipo de calzoncillos y la madre

Un tipo convencional usa boxer o slips, no hay mucho más: luego hay marcas, colores, distintos grados de ajuste... pero es lo que hay. El tanga no es de tipos convencionales y no llevar ropa interior tampoco. Ojo, todo hombre tiene de los dos tipos en su cajón, pero siempre prefiere una de las dos clases, no conozco a nadie que los use indistintamente.

Todo hombre fue un niño y a todo infante ¿quién le compra los calzoncillos? Su madre. De hecho, un gran avance a la madurez es cuando te deja de comprar los calzonzillos el ser que te parió. En un primer momento de desarrollo infantil no hay opciones a la negociación, luego hay un momento en el que se te consulta cómo les prefieres y, una vez superado ese segundo estadio, cuando ya hay un tipo de prenda íntima definida, te los compras tú mismo.

La madre estás detrás de que un hombre lleve los huevos y el miembro aplastados y bien guardaditos, seguros ante amenazas exteriores. La mano materna también decide que un machote lo lleve todo colgando a su libre albedrío y con la pata del boxer arrebujada por ahí. Como he dicho antes, freudianamente esto es impagable.

El método de afeitado y el padre

La otra cuestión inmutable es el mecanismo de afeitado. Hay un momento clave en la vida de todo púber que es en el que tu padre te dice: "Afeitate ese bigotillo de mierda" o expresión análoga. Generalmente una tía o un progenitor te ha regalado un utensilio de afeitado que servirá para las primeras ocasiones, pero a la larga, un macho actúa por imitación paterna. Otro elemento que influye es la economía: ¿para qué voy a comprar cuchillas si las puedo gorronear?

Bien, sea a maquinilla eléctrica o sea con cuchilla, un hombre tiene que afeitarse y su padre no le dirá primero haz esto y luego lo otro. No, todo lo más algún consejillo cuando te vea con la cara deshollada. Claro, que no está mal compensar con la pérdida de sangre de los primeros rasurados el exceso de testosterna de esos años. Algo tendrá que ver Edipo con abandonar a un quinceañero con la misión de pasarse un objeto tremendamente afilado cerca de su yugular.

Francamente, se puede saber más sobre un hombre o monotrema viendo su cajón y el armario de cuatro de baño que con decenas de cafés.

* Nos referimos a un macho hetero y no metrosexual convencional.

10/04/2006

 

Don de la lluvia

No es bueno retar a Murphy con un objeto de hierro y tela

Aunque el Zagloso es un ser cartesiano y positivista, cree que hay objetos que convocan espíritus. El más claro es el paraguas. Quien tiene uno tiene una defensa contra la lluvia y un auténtico estorbo cuando escampa. Cuando te saca de paseo un paraguas tienes el deber de cuidarlo, posarlo en un sitio con más paraguas y acordarte de cogerlo. Esto último le falla al Zagloso. Como en los últimos meses había perdido tanto el suyo como el de su hermano y se aproximaba la temporada de lluvias, tuvo que ir a comprarse dos.

Como le pillaba de camino, antes de adquirir el utensilio anti lluvia, el Zagloso fue a hacer un par de gestiones. Error: llovió y el monotrema se mojó. Una vez en la tienda y escogidos sendos paraguas, con el asesoramiento de un sabio paragüero, que le aconsejó "el aluminio siempre es aluminio", dejo de llover.

Al día siguiente amaneció soleado. El Zagloso, de forma consecuente, dejó su recién adquirido paraguas plegable con mango de madera en casa. A media mañana comenzó a diluviar y el monotrema se mojó. Hoy amaneció con lluvia: el Zagloso cogió el paraguas; cuando no habían transcurrido ni tres minutos salió el sol. ¿Casualidad? No, paraguas nuevo.

Mientras se moja, el Zagloso siempre recuerda un poema de Claudio Rodríguez, que le encanta y descubre nuevas verdades cada vez que lo lee y el monotrema asegura que es muy a menudo:

NO porque llueva seré digno. ¿Y cuándo
lo seré, en qué momento? ¿Entre la pausa
que va de gota a gota? Si llegases
de súbito y al par de la mañana,
al par de este creciente mes, sabiendo,
como la lluvia sabe de mi infancia,
que una cosa es llegar y otra llegarme
desde la vez aquella para nada...
Si llegases de pronto, ¿qué diría?
Huele a silencio cada ser y rápida
la visión cae desde altas cimas siempre.
Como el mantillo de los campos, basta,
basta a mi corazón ligera siembra
para darse hasta el límite. Igual basta,
no sé por qué, a la nube. Qué eficacia
la del amor. Y llueve. Estoy pensando
que la lluvia no tiene sal de lágrimas.
Puede que sea ya un poco más digno.
Y es por el sol, por este viento, que alza
la vida, por el humo de los montes,
por la roca, en la noche aún más exacta,
por el lejano mar. Es por lo único
que purifica, por lo que nos salva.
Quisiera estar contigo no por verte
sino por ver lo mismo que tú, cada
cosa en la que respiras como en esta
lluvia de tanta sencillez, que lava.
De Don de la ebriedad

 

Un vendido

El Zagloso descubre el crudelísimo secreto de su infancia

Después de hacer un recado, el Zagloso fue a comprar un paraguas: la próxima vez recordará comprar primero el útil utensilio y luego hacer la gestión; es algo mucho más inteligente. Iba por el barrio donde rompió el cascarón, viendo viejas tiendas y contemplando como todo cambia y todo sigue más o menos como estaba. En esas pasó junto a la mercería a la que iba su madre cuando era pequeño. Es una tiendina pequeña donde lo mismo venden hilos azules que corchetes y calzonzillos. Es decir, todo lo que una familia puede necesitar en el cajón de costura y en el de guardar los calcetines y el resto de la ropa interior.

En ese escaparate el Zagloso divisó esto:


La mente zaglosil se puso a pensar. "Estooooo, vamos a ver, esto puede ser que liquidan niños de matarlos o que los liquidan de venderlos. Va a ser lo segundo porque matar críos está muy mal visto; mira tú el pobre Herodes... Bien, Zagloso, sabes que mamá Zaglosa compraba aquí. Si entonces también vendían niños... ¡Mierda! ¡Soy comprado!".

Si se me pasa la impresión, consigo reponerme de la estupefacción y me rehago del aturdimiento, llamaré a los que se han hecho pasar por mis progenitores biológicos y les preguntaré con la dignidad del que se alquila pero no se vende: Padres, ¿soy un saldo?

10/03/2006

 

Desagradecida

El Zagloso consigue finalmente el disco y se lleva un chasco

Como estamos ante un monotrema empecinado y como el Zagloso estaba al lado del Corte Inglés* se decidió por volver a ver si tenían el disco de Bunbury y Nacho Vegas (ver justo aquí abajo). La dependienta, morena, cara amable y ojos verdes, treinta raspados, ya sabía por qué estaban allí mis púas. Me saludó con una sonrisa:

- Sí, pesado, ya lo tenemos, nos ha llegado esta mañana.

- ¡Yupi! Ya era hora. Esto hay que celebrarlo. Podríamos quedar un día para tomar un café**. -El Zagloso hizo la invitación con una sonrisa radiante, sorprendido por su osadía, pero qué coño, un día es un día.

- Ummm, como que paso.

El Zagloso pensó: Desagradecida, aún no entiendo cómo eres capaz de sentirte peligrosa siendo tan vulgar.

*Mi kiosko habitual, donde había reservado los dos primeros dvd del Ala Oeste que distribuye El Mundo, está casi al lado. Por cierto ¿sabe algo Barlett del ácido bórico?

** En esta tranquila ciudad no saben tirar cañas.

10/02/2006

 

Puto disco desagradecido

Todo es más difícil para el Zagloso desde que está en la modernidad

Recordarán que la sorpresa del Zagloso porque un disco que aspiraba a comprarse apareciera en una de las biblias de la modernidad. El monotrema no sale de su asombro: la unión de Bunbury y Nacho Vegas está el número cinco en la lista de los más vendidos por delante de Isabel Pantoja, Julio Iglesias entre otros, lo que podría indicar que en España hay más modernos que marujas, pero sólo podría.

Durante sus locas vacaciones, el Zagloso adquirió el disco en La Laguna. Temazos como El Rumbo de tus sueños (Y ahora tengo las arterias,llenas de etcéteras,y un corazon espartano,y unas manos,que creen en los milagros...), Puta Desagradecida* o En la Espina Dorsal (un turista europeísta...) sonaron obsesivamente a bordo del coche de alquiler; no teníamos otro cd, así que imaginen. El Zagloso decidió que el disco se lo quedara nuestro amable anfitrión que lo había cantado con absoluta devocción y planeaba comprar otra copia en Papúa. Bien, misión imposible. Este monotrema se ha pateado todas y cada una de las tiendas de discos y grandes almacenes de estas latitudes y en todas está agotado, así que lo he tenido que piratear. Eso sí, estoy iniciando una prometedora amistad con la dependienta de discos del Corte Inglés, que tiene pinta de aburrirse mucho mucho en el trabajo y a poco que alguien le da palique no calla. La duda es: ¿Cómo puede estar entre los más vendidos un disco imposible de comprar?

*No conozco a nadie
que mienta como tu
con tanta disciplina, precisión y sinceridad
te ganaste tu lugar
con ingeniosa ingenuidad
no entiendo cómo eres capaz de sentirte peligrosa siendo tan vulgar.
_
Malas noticias: Hay que cargarse al mensajero
la manzana está podrida,
creíste a la serpiente, mala suerte
no hiciste caso, es lo que querías
junto a la fuente el cántabro quebrado
el veredicto está claro: soporta tu cruz.
_
Si no puedes recordar
que no debes olvidar
una mano amiga te envida todo el tiempo
no has parado a pensar
estabas advertida, puta desagradecida
la obsesión te precipita y la caída siempre es lo peor.

10/01/2006

 

Dame una ideología chacho

El Zagloso ante la comodidad de tener una cosmovisión cerrada e indubitable

La telebasura es un fenómeno esencialmente progresista. Ya sé que suena blasfemo acusar a los eximios detentadores de la alta cultura de contribuir al subdesarrollo intelectual del populacho ofreciéndole este tipo de mejunjes catódicos. De hecho, piensen en cualquier programa de telebasura y verán cómo, indefectiblemente, está presentado por un progre.
Un tal Pablo Molina, claro está en Libertad Digital. Al Zagloso a veces le gustaría tener una ideología que le permita saber quiénes son los malos sin el menor resquicio de duda. ¿Te deja la novia? Una progre asquerosa (bien, vale, era de Nuevas Generaciones, pero son unos blandos). ¿Se te avería el coche? Gracias a los asquerosos sindicatos y sus pretensiones de que paguen a los trabajadores ha bajado la calidad. ¿Llueve? Esa nube asquerosa seguro que viene del Delta del Ebro...

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